15 jun 2009

YAGUDIN Y SU TRAJECITO GRIS

De las enseñanzas de Buda:
“Lo que el necio aprende lo vuelve menos y menos brillante, el conocimiento le parte la cabeza. De inmediato quiere premios, y sitios de honor. Estos son sus vanos deseos…éste es su estúpido orgullo.”
En aquel tiempo no lo hubiera considerado, buscaba el reconocimiento. Curiosamente, quien me dió a conocer públicamente, vivía desapegado de toda recompensa o búsqueda de prestigio.

Don Lucho Elías Yagudín. No olvido su nombre, su figura pequeña; nunca lo vi reír, tampoco el ceño fruncido…siempre una sonrisa leve.

En aquel tiempo -recién recibido de profesor-hacía un programa en radio Nacional; divulgación sobre temas filosóficos.

Don Lucho permanecía todo el día en una oficinita de la radio. Desde su máquina de escribir producía para “Agenda Cultural”, programa siguiente al mío, donde una locutora leía sus textos.
De a poco se fue acercando, me preguntaba cosas…se intuía que el las conocía - ¿Usted que piensa de…? Un día… –quiere un reportaje para el diario? –traiga una buena foto. Así aparecí en la página cultural, que Yagudín escribía una vez a la semana.

Aquel hombre no percibía sueldo en la radio, le brindaban la oficina y los elementos de trabajo; un té por la tarde, pan que le convidaban los demás. Vivía en una pequeña pensión, que pagaba con algunos pesos del diario. Usaba siempre el mismo traje gris, camisa blanca y corbata. Decía ser vegetariano...un día hicimos un asado en el patio de la emisora, comió todo lo que pudo; generando por detrás comentarios y risas.
Siempre se burlaban,-habla bien de todos los espectáculos; tal obra de teatro fue un desastre, y el rescató el trabajo de los actores. Las locutoras decían -ese viejo tiene mal olor, no lava la ropa ni se baña. La observación era real; también era cierto que Don Yagudín nunca hacía una crítica desfavorable, siempre buscaba lo bueno. Una tarde, estando ambos en su oficina; se asomó la locutora de voz solemne que leía sus comentarios –Don Lucho, ¡Ud. no hace crítica!, solo habla bien de todo!. Cuando ella se fue, dijo-yo hago lo que hace bien, ¿para qué hacer cosas que dañen y me produzcan arrepentimiento?
Fue un amigo -que también lo quería- el que me llamó una mañana… -anoche murió Yagudín, -¿vamos al entierro esta tarde?

Esperamos en el cementerio hasta que llegó la camioneta de la municipalidad, traía el féretro, y lo acompañaba la señora de la pensión. El cajón del municipio -para indigentes- era muy precario. Lo levantamos entre cuatro, la señora de la pensión, el empleado municipal, nuestro amigo, y yo. No voy a olvidar esa tarde. Nunca.

Don Lucho había llegado de Lituania siendo chico, nunca supe como, ni por qué. No tenía familiares cuando lo conocí. Una vez, me dijo entusiasmado -voy una semana a Buenos Aires.
Cuando regresó, le pregunté que había hecho; me contó de un retiro espiritual en el campo... se había reunido con viejos amigos que profesaban el Lamanismo, el budismo tibetano. Nunca lo vi eufórico, pero estaba satisfecho, estaba como el que dice...llegué, y no se repetirá.

Sigo recordando su cara, su voz leve. Don Yagudín vive en mí, treinta años después…No sé si he idealizado su figura. Lo hice, pues lo recordé al releer el libro sobre Buda. No sé si Yagudín era un sabio, o un hombre acomodado a sus circunstancias, tal vez sea lo mismo...Desde otra mirada, podría preguntarme ¿pasó hambre?, ¿frío?, ¿sufrió la soledad y la pobreza? Tal vez, creo que sí. Pero jamás lo escuché quejarse, enojarse, nunca lo noté con rencores, ni ansiedades, mucho menos cargando culpas sobre los demás. En última instancia, si lo idealicé como asceta...me quedó algo cierto, me mostró que se puede vivir sin lo que todavía no puedo dejar.


“Vanos deseos…estúpido orgullo…
busca el desapego,
no los aplausos de los demás”
-Buda-

6 comentarios:

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Conmovedora historia de ese hombrecito de gris. Los grandes maestros predican con el ejemplo aún más que con la palabra.


un abrazo!

Lala dijo...

Creo que no hay nadie más feliz que el que se acomoda de manera natural a sus circunstancias.
No vale tener más o menos, ser más o menos, sino aceptar lo que se tiene y lo que se es.
Por eso creo que a pesar de las apariencias deficitarias de ese señor, muchos de los criticones observadores fueron o eran más infelices que él.

Me ha encantado conocer esta vivencia tuya. Desde lo más hondo de ti ha llegado a lo más hondo de mi, fíjate qué cosas provocas, amigo...


Un beso


Lala

Anónimo dijo...

Sin duda un elevado, fijate si no? a vos te dejo un buen recuerdo, y un pensamiento que seguramente ha sido recurrente en tu vida y en determinados momentos de ella.

¿Se puede vivir elevado y feliz sin el concenso de los otros? SI SE PUEDE!
¿Se puede uno acomodar a las circuntancias que le presenta la vida? SI SE PUEDE!.

Para esta elevacion hay que estar mas conectado con lo ESPIRITUAL que en definitiva para mi, es lo que puede salvar al hombre, LO UNICO! personalmente siento que lo demas es carton pintado.

Hermosisima entrada Rodolfito.
Mi abrazo siempre.
Tere.

Cris dijo...

Lo que hisiste que sintiera y pensara, me identifico con el comentario de Lala.
Que lindo es rescatar de nuestras experiencias a esas personas que nos legaron ejemplos de conductas sencillas, austeras y humildes.

Te dejo un abrazo

allmaacuariana dijo...

Hermano acuriano que lindo traer a éste hombre de traje gris, pero que simbolizaba la real simplicidad.Seguro nunca buscó el aplauso de los demás.

R.D.Network dijo...

Hola Rodo!
Qué bella historia!... Esas son las personas que dignifican lo que llamamos vida.
Un hombre ejemplar, que es bueno recordar en estos tiempos tan faltos de moral y de buenas acciones.
Un abrazo muy fuerte!!

RöB