una carta.
A los doce,llegaste a casa de tu tío. Jugamos a la rayuela bajo el farol de la esquina, luego caminamos de la mano…dejaste una cartita con un poema antes de regresar a tu provincia. Nunca más nos vimos…escribimos un largo tiempo.
A los dieciséis fuimos novios, nos vimos todas las noches… dos años. Cada mañana escribíamos una carta, el correo las entregaba al día siguiente. El adiós se selló con cartas, ya sin vernos; ahora estas lejos…siento en mis labios esas lágrimas tibias.
Comencé a buscar tu mirada con algún disimulo; tu hermano era mi compañero de secundaria…y eras una delicia…no estaba claro si eras mi amiga, o te gustaba.
Aquella noche, al regresar de la disco…fingiste dormir, y tu pecho permaneció largo rato en mi mano ahuecada ( cuanta timidez, y tanto deseo). Los encuentros fueron
los fines de semana, entre tanto te escribía; era un placer, aunque no respondieras.
Cuando nos divorciamos hubo dudas, idas y vueltas, y muchas cartas de mi parte…
Y se terminó el tiempo del papel, el sobre, y el cartero. Y comenzó el tiempo de esta pantalla, y el teclado. Una carta es ahora un “email”.
Nos conocimos en el "chat"... durante un año, emails y mensajes al celular; comenzó como fantasía, continúo como juego erótico…y llegaste a mi casa…¿te acuerdas princesa?...partiste de regreso, y nos escribimos algún tiempo…hasta que la realidad se impuso. He seguido trayéndote a mis escritos “espaciales”.
Mujer…despertaste mi relación sensual con la escritura…luego lo hice por trabajo, para vender, para convencer, pero sobre todo por placer. Nunca sentí un afán de estética literaria, pienso que la búsqueda fue como en lo epistolar…decir…y esperar respuesta.
Mujer, me gusta pensar en ti al escribir…tal vez…escribo siempre para ti …tal vez…
para asomarme a espiar tu misterio…sueño de adolescente…primera novia…madre de mis hijos…princesa y amante…deseo permanente.
Hoy, sin papel, frente al teclado…junto a la música, y trasnochando, sigo escribiendo…a veces me lees sin comentarios; otras veces me dejas mucha riqueza en pocas letras. Aprendí a leerte como amiga, contención, afecto…sin conocernos personalmente. Lejana en distancia, cercana y cálida siempre. Te leo mujer…reflejo, inspiración, misterio…indago en tu interioridad, disfruto tu inteligencia, tu poder de síntesis…esa alquimia que transmuta el dolor en búsqueda. Sigo escribiéndote, intento seducirte, logras cautivarme…como aquella maestra linda, como siempre.